domingo, 29 de abril de 2018

Tarea 3.3: ¿Qué puedo comer?

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Tarea 3.4: Reflexiones bloque III

En este bloque he aprendido la importancia de gestionar adecuadamente un comedor escolar. Mi centro dispone de este servicio, y es importante saber si se cumplen o no los requisitos nutricionales. Me he dado cuenta de que muchas veces pensamos que los menús escolares son equilibrados, pero realmente las raciones de cada grupo de alimentos son excesivas o deficitarias. He aprendido cuál es el número de raciones que se deben consumir de cada grupo de alimentos, que es algo básico a la hora de confeccionar un menú.
No creo que los menús escolares sean todo lo equilibrados que deberían, viendo el análisis realizado en la primera tarea del bloque. Yo pensaba que sí, pero en este sentido, los colegios deberían tomarse mucho más en serio las recomendaciones, para favorecer que la alimentación sea equilibrada ya desde la infancia.  
 
También he aprendido a realizar el cálculo de las kcal/día en base a las actividades que realizo. Leyendo el capítulo de la actividad física, me doy cuenta de que debería ser más constante. No solo tendría que realizar ejercicios de flexibilidad, sino también de fuerza y resistencia. Me cuesta dedicar todos los días un tiempo a hacer deporte, y eso es un mal hábito que tengo que cambiar.
 
También he aprendido más sobre las enfermedades relacionadas con la alimentación, como las alergias e intolerancias, muy presentes en mi día a día como maestra.
 
Todo lo aprendido se puede aplicar en el día a día:
 
- Con respecto a los comedores escolares, cada día podemos contar el número de raciones de cada grupo de alimentos de nuestro menú, para saber si son las adecuadas, excesivas o deficitarias. Mi alumnado ya es consciente de los distintos grupos de alimentos, y que algunos deben consumirse más que otros. De esta forma, podrán entenderlo mucho mejor y hacer un recuento lo más exacto posible. Además podremos idear una cena complementaria a cada día.
 
- Con respecto a la actividad física, intento que valoren la importancia del ejercicio, para una vida saludable y creo que son conscientes de esto. Muchos van a actividades extraescolares, como patinaje o zumba, y en general sus días son bastante activos. Les gustan mucho los planes al aire libre, como ir al parque o de excursión al campo, y es algo que veo que valoran muy positivamente.
Los padres creo que son conscientes pero menos. Piensan que al ser niños y niñas tan pequeños, no tiene tanta importancia, cuando no es así. Y a veces planifican actividades para hacer con ellos, propias de una vida mucho más sedentaria de lo que debería.
 
- En relación a las enfermedades relacionadas con la alimentación, es algo que está muy presente en nuestro día a día. Entienden y saben a su manera qué es una alergia y una intolerancia y son conscientes de que tienen compañeros/as que no pueden consumir determinados alimentos. Muchas veces son ellos/as los que proponen ideas (por ejemplo en los casos de los cumpleaños) para que puedan comer algo alternativo que no los perjudique.
Respecto a enfermedades relacionadas con una mala alimentación, como el sobrepeso o la obesidad, mis alumnos no están tan familiarizados. En cambio, los padres sí. Y lo noto mucho por las meriendas que les mandan: intentan que sean lo más sanas posibles, y procuran que sean variadas, respetando siempre el calendario que tenemos.
 
 
Desde las aulas podemos fomentar la importancia del ejercicio físico, básico para prevenir enfermedades como el sobrepeso o la obesidad. También debemos destacar la importancia de alimentarnos de forma saludable. Tenemos que tratar de que el alumnado sea consciente de las alergias e intolerancias, y ayudarlos a proponer alternativas para los niños y niñas que las tienen.

miércoles, 4 de abril de 2018

Tarea 2.4: Reflexión personal bloque II

Pienso que la educación del gusto es básica desde las primeras edades, para favorecer el desarrollo de un pensamiento crítico que permita seguir una dieta equilibrada. Personalmente con mis alumnos/as de infantil, trabajé esto durante el proyecto del cuerpo humano dejando que probasen, bajo mi supervisión, determinados alimentos. Quería que me dijesen a qué sabían, si les gustaban o no y por qué. De esta forma aprendimos más sobre los sabores, los localizamos en la lengua, olíamos, tocábamos lo que probábamos..., pues no hay que olvidar los otros sentidos, que desde luego también influyen y condicionan nuestra manera de alimentarnos.
 
Creo que poco a poco se van haciendo conscientes de que hay que aprovechar los alimentos. Por ejemplo, estos días en Semana Santa muchos comieron torrijas, y sabían que se hacían con pan de días anteriores. Además muchos tuvieron la posibilidad de ayudar a sus familias a cocinarlas, mojándolas ellos/as en la leche y el huevo, sintiéndose así mucho más partícipes. También en clase durante las meriendas intento que sean responsables con la comida, que no tiren lo que no han consumido y que lo guarden para tomarlo en casa. En este sentido, les enseño a pensar lo que van a comer: por ejemplo, si es el día de los lácteos y trajeron queso y un yogur, les pregunto si se van a comer todo el yogur, porque si no lo acaban, después no se puede guardar, y la comida no la podemos tirar. De esta manera busco que se hagan responsables con la comida.
 
Personalmente he aprendido que hay conceptos que se incluyen en el etiquetado que son obligatorios y otros opcionales. Siempre me ha interesado esto y es cierto que tengo la costumbre de leer la información nutricional de los alimentos cuando los compro. Intento que no tengan demasiado azúcar añadido ni grasas saturadas, el resto de conceptos no los tengo tan en cuenta, aunque es cierto que debería mirarlos también.
 
Mis alumnos/as no son muy conscientes del etiquetado de los alimentos. Es cierto que alguna vez he hablado con ellos de que hay distintos tipos de grasas, que no podemos consumir excesivo azúcar...y que esa información nos aparece en una tabla en los envases. En clase, en el rincón de juego simbólico, tenemos algunas cajas de alimentos de verdad (de galletas, tostadas...), que por supuesto incluyen este tipo de información, pero que ellos aún no entienden muy bien, aunque es fundamental que poco a poco se vayan familiarizando con ella.
 
En educación infantil una de las mejores maneras de evitar los mitos de la alimentación es a través de los comedores escolares. De esta forma son conscientes de que hay que comer de todo y de forma variada. A mis alumnos/as por ejemplo les encanta la comida rápida, y algunos piensan que se puede consumir todos los días. En el comedor del cole muy de vez en cuando de segundo plato hay pizza, y así saben que no es que se no se pueda comer, sino que hay que tomarla de manera moderada. También algunos niños/as piensan que no se puede comer carne de cerdo, porque les dicen en casa que el chorizo es malo.  Desde el cole les intentamos explicar que del cerdo no solo se hace el chorizo, sino también el jamón, y que la carne del cerdo es buena, aunque como siempre, todo hay que consumirlo con moderación.
 
Día a día trabajo con ellos estos temas. En la rutina de la asamblea, que hacemos siempre al llegar por la mañana, ellos/as me cuentan muchas veces qué cenaron ayer o qué desayunaron, y es un momento que aprovecho para  incidir en estos conceptos. También, como mencioné anteriormente, en la hora de la merienda trato de  hacerlos conscientes de la importancia de aprovechar los alimentos, y también de reciclar los envases y los restos de comida, algo que hacemos en clase.
Además ellos/as en el rincón de juego simbólico, tienen una cocinita y muchos alimentos de juguete, así como envases de alimentos de verdad. Yo observo a qué juegan, qué "cocinan"...es decir, veo qué es lo que saben y lo que tienen que aprender sobre este tema.
 

Tarea 2.3: Vamos a jugar con...

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